El resultado de últimas las elecciones
primarias para cabeza de lista al Ayuntamiento y a la Comunidad de Madrid ha
profundizado la crisis de dirección y, en cierta medida de proyecto, que IUCM
arrastra desde hace ya mucho tiempo. Hoy IUCM se desangra y urge taponar la
herida de la única manera posible: una
asamblea extraordinaria que permita que la gente se exprese y ponga a la
organización mirando hacia fuera, hacia la necesidad de unir fuerzas, de converger
y confluir para echar al PP y derrotar la política neoliberal extrema que
sufrimos.
La IX asamblea Regional se saldó con un
documento que llamaba abiertamente a la
movilización y a construir un bloque político y social para derribar al PP, revertir
las privatizaciones, acabar con los recortes y potenciar el empleo de calidad a
partir de un plan público de que recuperara la
industria, la inversión, el desarrollo sostenible. Pero a la vez, la
asamblea dejó una organización dividida, que la configuración de la dirección
que surgió de ella no sirvió para resolver, sino todo lo contrario.
Hace 9 meses, las principales partes antes enfrentadas llegaron a un
acuerdo. Un acuerdo que representó una oportunidad perdida al constituirse como
un simple reparto de cargos en el que, por el camino, se apeó de la dirección a
algunas de las corrientes de IUCM. Es decir, se repitieron parte de los errores
de la IX asamblea al no sumar a las tareas realmente ejecutivas a todas las
sensibilidades. No nos extenderemos más en este tema, dado que ya realizamos una
valoración de dicho acuerdo en este blog en el artículo:
Sólo señalar que el mencionado acuerdo
se cerró previamente a las elecciones europeas y, en consecuencia, antes de la
irrupción de Podemos como fuerza política significativa y del nacimiento de los
diversos Ganemos como espacios de confluencia de personas y de fuerzas sociales
y políticas.
¿Por
qué no una asamblea extraordinaria? Contra su celebración se aduce que nos interioriza y nos divide, una
afirmación que no se sustenta. IUCM ya está muy dividida y enfrentada; cuesta
creer que la convocatoria de asamblea ahonde una división ya tan profunda y tan
exhibida en los medios de comunicación; una exposición pública que además solo
sirve para debatir cuestiones inteligibles y de nulo interés para la mayoría de
la población. Por el contrario, un asamblea serviría para intentar resolver el
colapso político en el que nos hallamos, pero a la vez para mostrar
públicamente una IUCM que desea salir del enfrentamiento enquistado contando
con la intervención de sus bases, de manera democrática, con un debate
verdaderamente político que ponga la propuesta en el centro. Una IUCM que quiere
ser abierta y “exteriorizar” no puede pensar en resolver sus graves problemas “por
arriba” y sin contar con la mayor parte de su gente; una IUCM que quiere confluir no puede aparecer
como una organización ensimismada en cortocircuitarse.
Por otro lado, la asamblea
extraordinaria igualmente posibilitaría sacar de su actual bloqueo, sobre su
significado y aplicación, la resolución adoptada por la última Presidencia
Federal tras el trabajo de la Comisión de Transparecia.
En contra de la asamblea también se
esgrime que las elecciones están muy
cerca y que en este momento una asamblea nos desvía del objetivo electoral.
Pero la cuestión es: ¿Nos acerca entonces más a la gente y a su movilización,
nos ayudan más a nuestro objetivo las acusaciones y la guerra en la prensa
sobre dimisiones y ceses? ¿Resulta muy
“electoral” que no se reúnan nuestros órganos por falta de acuerdo entre las
partes, como ocurrió el pasado martes 16 de diciembre con la Presidencia
Regional?
Lo
que une, lo que suma en política, la única manera de resolver la división a través del acuerdo sobre la tarea. Cuando se
plantea este hecho, la mayoría de partes
responden que la tarea fue acordada en la
última asamblea y en las diversas reuniones que la han sucedido. Sin
embargo, a tenor del crudo enfrentamiento existente, parece muy claro que eso
no es así. Existen diferencias políticas, diferencias profundas sobre la forma
y manera en la que hay que llegar a la unidad imprescindible para derribar al
PP y sus políticas neoliberales; hay opiniones dispares sobre cuáles serían las
primeras tareas en ese campo y sobre el propio lugar que debería ocupar IU en
todo ello.
Por tales razones, los únicos elementos
que pueden fortalecer a IUCM y cerrar su sangría actual radicarían: (a) en una
propuesta de 10 medidas de gobierno que debe comenzar por un plan de emergencia
contra la pobreza, freno a los desahucios, reversión de las privatizaciones, regeneración
de la democracia, presupuestos participativos, auditoria de la deuda y laicidad,
entre otros; (b) en una dirección reconocida por todos que sólo puede nacer de
ofrecer la palabra a la gente. Las más de 10 mil personas que votaron en las recientes
primarias desean que IU siga adelante y represente un instrumento útil para
derribar al PP y las políticas neoliberales.
Una asamblea, como sucede con las
elecciones primarias, sirve, entre otros aspectos, para que surja el debate
sobre el qué, el cómo y el con quién en IUCM. Nuestra gente ha demostrado ya un
elevado nivel de madurez y una gran paciencia que no se corresponden con
negarles la participación a la hora de construir una propuesta de acción de
gobierno y movilización para las elecciones de mayo. Ofrecer el espacio para un
franco debate sobre estos objetivos y sobre la dirección necesaria para
impulsarlos resulta imprescindible. Celebremos una asamblea de IUCM, renovemos
discurso y dirección, y pidámosles a quienes votaron en las primarias y a todas
aquellas personas que creen que IU sigue siendo necesaria que nos ayuden. Hoy y
de nuevo, las palabras de los clásicos vuelven a cobrar toda su vigencia: la
emancipación de los trabajadores será obra de ellos mismos o no será.
Mercedes F. y Carlos G.
Bárcenas sale a la calle, España no tiene solución.
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