En breve se cumplirá un
año desde el surgimiento de la Marea Blanca. El estallido comenzó en La
Princesa un 1 de noviembre cuando espontáneamente los trabajadores salimos a
cortar Diego de León y se marcharon a la calle Aduana. El día 2, convocados por
la Coordinadora de Hospitales (Chycs) se volvió a tomar la calle y de allí
nació el llamado “espíritu de La Princesa”. Ese fue el pistoletazo de salida de
la llamada Marea Blanca. Un reguero de encierros, concentraciones,
manifestaciones, recogida de firmas y paros se extendieron a lo largo de
noviembre y diciembre de 2012.
Las líneas que siguen a
continuación no tratan de hacer un balance completo (necesitaríamos mucho más
espacio); sino únicamente puntualizar
sobre algunas cuestiones que recientemente hemos leído en algunas publicaciones
y que, desde nuestro punto de vista, no se ajustan a la realidad.
1.-
¿Qué hemos conseguido y qué hemos perdido?
La lucha comenzó el 1
de noviembre pero durante el 2012 ya se habían dado algunas movilizaciones
aunque no de tanta trascendencia, por eso, a la hora de hacer un balance no
podemos quedarnos solo en la respuesta contra el llamado “Plan de
Sostenibilidad” (lanzado en rueda de prensa por el gobierno de Ignacio González
el 31 de octubre). Los recortes salariales y de plantillas, así como la
aprobación de la ley de privatización de las 26 categorías profesionales no
sanitarias y, sobre todo, el RD 16/2012 que rompía por primera vez el derecho
universal a la salud, deben ser considerados parte de la lucha de la Marea Blanca.
Dos preguntas deben
hacerse a raíz de lo que hemos podido leer en algunos sitios: ¿Cuál ha sido el
resultado de esta lucha? ¿Qué se ha perdido y que se ha ganado? Vayamos a los
hechos.
Hemos
conseguido:
·Paralizar cautelarmente la privatización
de los seis hospitales semi-públicos (modelo PFI) y que habían sido adjudicados
a Ribera Salud, Sanitas e Hima San Pablo. Gracias a nuestra lucha 1.150.000
personas y 5.200 profesionales no están integrados en la red hospitalaria
privada. La importancia de esta paralización es estratégica en cuanto a que de
haberse realizado, hubiera tenido un efecto exponencial sobre el conjunto del
SERMAS. Afirmar, como hemos leído, que estos hospitales ya eran privados (y por
lo tanto minusvalorar nuestra lucha) es una entelequia que cierra los ojos a la
realidad y no explica por qué cientos de miles de personas hemos salido a las
calles.
· Se consiguió parar la aplicación del
euro por receta mediante la respuesta social y el recurso de
inconstitucionalidad interpuesto por el propio gobierno central.
· Se consiguió detener parcialmente la
conversión de La Princesa en un hospital geriátrico. Sin embargo el acuerdo secreto y sellado por la Junta de Jefes de
Servicio -y con el apoyo de 5 sindicatos de la Mesa Sectorial- (CCOO, SATSE,
UGT, CSIT-UP y USAE); está suponiendo un
desmantelamiento progresivo del Hospital. La reducción del Presupuesto este
año en 15.401.107 euros es incluso mayor al acuerdo que se fijaba en un 13,4%.
Hoy en día muy pocos hablan ya de que “hemos
salvado el hospital” (como se nos quiso hacer creer un año atrás) y
mientras tanto, el hospital camina inexorablemente hacia un centro
especializado en personas mayores de 75 años. Esta valoración no se encuentra
entre quienes fueron artífices o apoyaron el acuerdo entre la Consejería de
Sanidad y la Junta de Jefes de servicio. ¿Por qué? Muy sencillo. No pueden
admitir sus errores cuando nos convocaron a todos para decirnos que “lo de la Princesa ya estaba arreglado, que
teníamos que levantar el encierro (cosa que no hicimos) y limitarnos a una
solidaridad con el resto de la sanidad” (esto vale tanto para la Junta de
Jefes como para los sindicatos que les apoyaron).
· Hemos
perdido:
· El derecho universal a la salud a través
de la aplicación del RD 16/2012 que ha supuesto la exclusión del sistema
sanitario de 900.000 personas en España.
· Están a punto de aprobar nuevas formas
de re-pago para medicamentos.
· El Hospital Puerta de Hierro ha sufrido
la total privatización del personal no sanitario.
· La lavandería de Mejorada del Campo ha
sido adjudicada recientemente a un grupo empresarial por 46 millones de euros.
· El Instituto cardiológico se ha cerrado.
· El Hospital Carlos III se está
desmantelando y adosando a La Paz con lo que no sabemos qué pasará con los
servicios tan importantes a los que estaba dedicado (tratamiento e
investigación de enfermedades infecciosas y “raras”).
· Se han perdido entre 2.500 a 3.000
puestos de trabajo en el SERMAS en un año.
Por otro lado sigue en
el aire la privatización de las 26 categorías profesionales no sanitarias y los
27 centros de salud contemplados en el Plan de Sostenibilidad.
Este es el balance
objetivo de los hechos. Por lo tanto, ni estamos tan mal como algunos dicen:
incapaces de reconocer nuestras propias victorias (suspensión cautelar de los
seis hospitales). Ni tampoco todo el monte es orégano –como dicen otros-
haciéndonos ver una realidad que no es.
Creemos importante
puntualizar en ambos sentidos porque tan paralizante puede llegar a ser no
tener confianza en nuestras propias fuerzas, como obviar unos hechos que nos
deben servir de indignación para movilizarnos y no caer en una peligrosa
resignación a los “hechos consumados”.
2.-
Dónde reside la fuerza de la Marea Blanca
Es muy sencillo, la
base de esta fortaleza está en la gran
movilización social, profesional, ciudadana, política y judicial que ha
terminado arrinconando al PP. Las manifestaciones, encierros, huelgas,
concentraciones, las firmas o la consulta ciudadana, han sacado a las calles y
movilizado a personas de todas las ideologías, jóvenes, trabajadores, clases
medias y un sector importantísimo de votantes de la derecha o del PP. Esto ha
tenido como resultado el aislamiento político-social del Gobierno y de su Plan
de Sostenibilidad. El 89% de la opinión pública apoyó y apoya nuestra lucha, y
todo eso, ha repercutido en las superestructuras jurídicas como se ha
demostrado con el “fallo” del TSJM.
Ni los más pesimistas
en la cúpula del PP se imaginaban un enfrentamiento tan duro y complicado para
ellos. ¿No calibraron nuestras fuerzas? ¿No fueron conscientes que el derecho a
la salud y a una sanidad pública estaba arraigado profundamente en la
población? El escenario del 2012 era algo así como una guerra declarada por la
cúpula del PP madrileño para terminar de transformar la sanidad en un gran
negocio para sus amigos los empresarios del ladrillo y de la salud. En ese sentido el Plan de Sostenibilidad
era un salto cualitativo hacia ese objetivo. Y como hemos analizado antes,
algunas cosas se han perdido, pero una parte importantísima del mismo, se ha
paralizado provisionalmente. Esta victoria
provisional ha servido de estímulo en otros sectores que tratan ahora de
“tomar nota” para enfrentarse al Gobierno.
¿Y cuáles pueden ser
estas enseñanzas?
· Lo primero y más importante es el carácter espontáneo y de base que ha
tenido la movilización en sus inicios. La gente casi siempre ha tomado las
calles y los centros sin recurrir a las antiguas organizaciones sindicales. La
Marea Blanca en sus inicios ha sido un
extraordinario canto a la auto-organización donde el movimiento asambleario ha
sido el principal motor de la movilización y de la organización. Fue ese
proceso de empoderamiento de los
trabajadores y ciudadanos lo que dio como resultado la creación de PATUSALUD un colectivo que llevó el
peso principal de las primeras movilizaciones. En segundo lugar, el papel
jugado por un nuevo sindicato de médicos como AFEM sobre el que han recaído dos
cosas importantísimas: las huelgas y los recursos judiciales.
· Llegados a este punto nos vemos en la
obligación de plantear dos grandes observaciones: es curioso como en un intento
de reescribir la historia reciente, los balances que hemos leído acerca de la
Marea Blanca, o se “olvidan” de PATUSALUD, o solo la nombran para decir que se
marchó de la Mesa de la Sanidad. Esto tiene una explicación. Los autores de dichos balances no le dan la
menor importancia al proceso de auto-organización. No buscamos la “mala
intención” de tales explicaciones, simplemente que la “memoria es selectiva” y
como tal, lo que para unos ni existe, para nosotros representa una de las
aportaciones más importantes de la Marea Blanca. Sin esa aportación no podrían
explicarse hechos de tanto calado como por ejemplo la consulta ciudadana, que convocó a 940.000 personas y atrajo
durante seis días una red de 20.000 personas y cientos de urnas en las calles.
Pues bien, esta consulta fue organizada en un primer momento por un reducido
grupo de personas (algunas provenientes del movimiento 15M) que logró atraer la
atención de Patusalud y de otras plataformas ciudadanas. Sin medios materiales
pero con un entusiasmo increíble la consulta ciudadana fue uno de los mayores
éxitos políticos y democráticos de la Marea Blanca (por cierto otro hecho que
apenas es tenido en cuenta en los otros balances), porque colocó a la
Consejería totalmente a la defensiva y dejó muy claro que la Marea Blanca
contaba con el respaldo de una inmensa mayoría social.
·
Y todo eso fue posible porque la Marea
Blanca se ha movido en un contexto político-social donde los nuevos movimientos
sociales y muy especialmente el
movimiento 15M han dejado una profunda huella en la sociedad y los
trabajadores. La Marea Blanca ha navegado impulsada por los vientos de una
nueva época donde las antiguas organizaciones están cada vez más en crisis por
su trayectoria, su dependencia institucional o su incapacidad para adaptarse a
los nuevos tiempos. Esta es una enseñanza importante para los trabajadores y
fundamentalmente para los que pertenecemos a los servicios públicos. Hoy en día
no se pueden seguir enfrentando los recortes sociales o salariales bajo el
viejo esquema laboral; es necesaria una nueva estrategia que involucre a la
ciudadanía, gravite sobre la auto-organización asamblearia de la gente y
enfoque el conflicto de clases hacia el terreno político-social. Es la única
manera de cambiar la actual correlación de fuerzas.
3.- Tenemos un camino muy duro por
delante
No
nos gustaría terminar estas notas sin plantear cuáles son los retos que tenemos
de ahora en adelante:
·
En primer lugar seguir luchando por la
derogación total del Plan de Sostenibilidad. También del RD 16/2012 y de la ley
15/97. Así como de las últimas leyes privatizadoras o las medidas de re-pago.
· En segundo lugar plantar cara a los
procesos de desmantelamiento de la sanidad pública y de los grandes hospitales
públicos de Madrid, ya sea vía derivaciones hacia la privada, cierres de camas
hospitalarias, servicios o recortes de plantillas y demás recursos materiales o
financieros. ¿Cómo? Creando redes de resistencia entre los profesionales de
primaria y especializada, con los usuarios y pacientes, apelando a la
movilización, a la opinión pública, a los tribunales hasta conseguir el
aislamiento de los privatizadores.
· Y en tercer lugar tener en cuenta que
una de las grandes batallas que se nos vienen encima serán los próximos
presupuestos, donde el gobierno de Ignacio González intentará vengarse de la
humillación a la que se ha visto sometido. Todos sabemos que es una falsedad
decir que la privatización es un ahorro; pero ellos van a intentar que esa
mentira se concrete en unos presupuestos de más recortes, austeridad, más
fondos para la sanidad privada y más privatizaciones de centros y plantillas.
Por eso decimos que HAY
MUCHOS MOTIVOS PARA SEGUIR LUCHANDO. Madrid, octubre 2013.
Hola,intento ponerme en contacto con Jorge Aranda Arana ,para una entrevista, si puedieran facilitarme alguna direccion ,muchas gracias.
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