Las
próximas elecciones municipales son una oportunidad de transformar las luchas
contra los recortes, las huelgas defensivas, las mareas o las marchas por la dignidad,
así como el profundo malestar social existente en candidaturas que permitan
derrotar una parte fundamental de la política neoliberal, arrebatando
ayuntamientos y comunidades al PP.
Las
elecciones llegan en plena crisis del régimen, una crisis azuzada por el
referéndum catalán, los cambios en la ley de elección de alcaldes, la reforma del
artículo 135 de la Constitución, avances durísimos en la privatización de
servicios o la entrada en vigor de la LRSAL.
Las
elecciones encuentran a unos ayuntamientos intervenidos por la Administración,
obligados por la deuda y en su inmensa mayoría sin dinero, cuando no en la
ruina debido en gran medida a un método de financiación injusto e insuficiente.
Sólo 7 de cada 100€ del Estado van a los municipios.
Nunca unos
comicios son iguales a los anteriores, pero esta vez todo apunta a que los de
mayo de 2015 pueden ser muy especiales.
En los
últimos años, las movilizaciones y campañas que han fructificado lo han hecho cuando
han hallado espacios unitarios y plurales en los que desarrollarse (mareas,
marchas, cumbres sociales, PAH, etc). En este sentido, la apuesta que ha
emprendido IU, junto a otros sectores, por transformar la confluencia producida
en las luchas en una convergencia política debe valorarse de manera muy positiva.
La X
asamblea Federal o la IX Asamblea regional de Madrid apostaron con claridad por
levantar un bloque político y social que permitiera derrotar al neoliberalismo.
La clave ante las elecciones será ver si IU es capaz de transformar la
movilización que se producirá alrededor del voto en un paso a favor de ese
bloque contra el PP y en pro del proceso constituyente antineoliberal que se
defiende. La forma de construcción del programa y la confección de las propias
listas son un reto y el medio para ello.
Asistimos a
un momento de crisis del régimen provocada principalmente por el arrumbe de los
fundamentales contrapesos sociales que permitieron el pacto de la transición y
la construcción de todo el andamiaje institucional, sus reglas y
procedimientos. Dicha crisis, ha acelerado un descrédito general del conjunto
de las instituciones y de los instrumentos políticos y asociativos existentes
hasta la fecha, incluidas las ONG.
La
movilización social ha servido tanto como muestra de rechazo a los recortes
como expresión de una ruptura generacional. Superarla es necesario para
derrotar la política neoliberal. Las elecciones municipales deben verse también
como un medio para lograr ambas cosas.
Debemos
aprovechar, de ahí lo positivo de la idea de la confluencia, del bloque
político y social, la capacidad de organización y propuesta de IU para
transformar la movilización, participación e incipiente politización en un paso
para conseguir la transformación social. De la táctica que usemos dependerá que
extraigamos todo el jugo a la situación que vivimos.
Cinco son
los ejes alrededor de los cuales debemos desarrollar nuestra táctica. (1) Democracia y republicanismo
(presupuestos participativos, autonomía municipal, convivencia, lucha contra leyes
como elección de alcaldes, LRSAL, artículo 135, revocatorios, referéndum). (2) Igualdad (políticas sociales para
combatir el empobrecimiento, vivienda y desahucios). (3) Servicios públicos (sanidad, educación, dependencia). (4) Empleo (planes de ocupación,
cooperativismo, modelo de desarrollo y ecología). (5) Ingresos y gastos (política fiscal, auditoria de la deuda,
contratación).
En todos los
campos mencionados hay que construir una respuesta antineoliberal, muy pegada a
la realidad de cada lugar y hacerlo de la manera más participativa e inclusiva
posible.
Pensemos
que en estos momentos organizar esa convergencia o esa expresión de bloque
político y social sólo puede ser resultado de un proceso. Proceso del que la
suma formal de siglas puede o no puede ser parte. Pero en todo caso, no es la
única condición imprescindible.
El método
de construcción de esa convergencia programática y, a ser posible, incluso de
la lista es hoy en día fundamental.
En este
momento, la mayoría de las fórmulas empleadas antaño para constituir acuerdos
(coaliciones, sumas de siglas, etc) no son bien vistas por buena parte del
sector politizado. No se trata de que las fórmulas de hoy sean mejores o peores
que las de ayer, ni siquiera de las intenciones de parte de sus voces más
autorizadas. Lo que resulta necesario ver es cómo superar la fractura y construir
puentes en la forma y en el lenguaje, que actúen en el primer caso como lazos
contra la división, y en el segundo, como medio de compresión.
La gente
que quiere decidir ahora organiza “su decisión” a través de espacios en los que
la unidad no se genera desde las siglas de unas fuerzas o de delegaciones y
representatividades previas sino, sobre todo, a partir de las personas que participan
en cada uno de esos espacios. Personas que únicamente están dispuestas a ceder
la parte individual de soberanía que les corresponde a ese tipo de espacios. En
lo municipal, responden a esos esquemas fórmulas del tipo Guanyem o Ganemos,
pero habrá más. En la movilización social y ciudadana son las Mareas o las
Cumbres Sociales las que mejor expresan esas maneras de funcionar amplias y de
“todos”. Sin duda estos procedimientos no representan el remedio de fierabrás;
lo que revelan es la necesidad de: (a)
abrir nuestras asambleas y las formas de tomar decisiones. (b) Definir
conscientemente un medio en el que el programa electoral, la respuesta a los 5
problemas planteados antes u otros, se construya con todas aquellas personas
que lo deseen y en un marco regulado por normas que cada uno de ellos acepta
individualmente, al margen de que sean de IU, de Podemos, del 15M, de CNT o de
nada.
Propuestas
como primarias abiertas y ciudadanas, elección de la lista en procesos abiertos,
confección del programa por medios participativos y sometidos todos ellos a una
confluencia superior a las fronteras actuales de IU constituyen el medio
práctico que nos acortará las distancias, el puente que nos hace falta.
Para
nosotros generar espacios de este tipo o participar en ellos no implica disolución
alguna, sino la posibilidad real de trascender, de sumar a nuevos sectores de
una manera que sea compresible para ellos. No es que la forma resuelva el
fondo. Lo que ocurre, es que o bien presentamos y trabajamos el fondo con otra
forma, o ese fondo no llega, no avanza, no es capaz de suturar la ruptura y
sobre todo, no será capaz de aprovechar todo el potencial actual de
movilización electoral que ya se está produciendo para dar pasos a favor del
republicanismo municipal que necesitamos.
Carlos Girbau.
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