El responsable de Salud Laboral del sindicato CCOO de Euskadi lleva mucho tiempo luchando por que sean reconocidos como enfermedades profesionales los cánceres producidos por el amianto. Pese a ello, cree que el problema será aún más grave en los próximos años.
Hernani. El pasado lunes falleció Ángela, una ex trabajadora de una empresa guipuzcoana aquejada de mesotelioma pleural, un cáncer producido por el contacto con el amianto al que estuvo expuesta cuando montaba baterías para vehículos. Jesús Uzkudun lamenta que ha visto ya muchos casos como el de esta mujer y alerta de que son muchos más los que están por venir, pero no sólo de mesotelioma sino también de cáncer de pulmón y de silicosis. Ante el surgimiento de tantos casos, apela al resto de sindicatos a implicarse en el asunto y dar asesoramiento a los afectados.
Últimamente CCOO está desbordado por asuntos de reconocimiento de enfermedades profesionales, ¿no?
Pues sí. Precisamente acabo de recibir una sentencia dictada el pasado día 10 por el Juzgado de lo Social número 10 de Bilbao en la que se reconoce una indemnización de 129.000 euros a la viuda de un hombre que trabajó en empresas de estiba vizcaínas y que estuvo manejando revestimientos de amianto y falleció por un mesotelioma pleural. Además, la semana que viene tendremos dos soluciones de incapacidad absoluta de trabajadores de CAF y hoy mismo he atendido la denuncia de un trabajador de una pequeña empresa de Irun.
¿Cuántos casos por amianto tramita CCOO al año?
Más de una docena, pero lamentablemente hay muchos que se dan cuenta de lo que ha pasado después de que se haya producido el fallecimiento y es más complicado conseguir una compensación.
El problema puede afectar a una gran cantidad de trabajadores, teniendo en cuenta que el amianto se ha utilizado durante muchos años, ¿no?
Claro. Se ha estado usando incluso más allá del año 1984, desde el que se obligó a las empresas a registrarse en una lista de industrias que utilizaban este material. El problema fundamental es el desconocimiento que existe. Aunque poco a poco algunos médicos de Osakidetza empiezan a decir al enfermo que se mueva para exigir compensaciones, son muy reducidos los casos en que los profesionales de la Sanidad transmiten esa información a Osalan y la Seguridad Social. Tampoco el resto de sindicatos se está moviendo mucho en ese terreno y la gente no sabe adónde ir para consultar sobre la cuestión.
¿Qué sucede con los otros sindicatos?
No sé. La verdad es que estoy harto de que algunos sindicatos nos acusen de estar alineados con la patronal y financiados por ella. Ellos no están haciendo absolutamente nada con el asunto del amianto; no pueden decir que hayan llevado un solo caso a la Justicia para que lo reconozca como enfermedad profesional. En cambio, como he dicho antes, nosotros tenemos el área de Salud Laboral desbordada.
¿Ha apreciado un cambio de actitud en Osalan sobre el asunto?
Hemos aprobado el plan 2010 del Instituto porque en él se recoge una apuesta por las enfermedades profesionales. Pero veremos qué se hace a lo largo del año.
¿Puede haber trabajadores que no sepan que han estado en contacto con el amianto?
Puede haber. Sin embargo, lo que más ocurre es que conocen su exposición al material pero no le han dado suficiente importancia. Por esa razón, hay que hacer una labor de información para controlar los casos. Por ejemplo, actualmente estamos recogiendo firmas de los trabajadores de la antigua empresa hernaniarra Orbegozo para que estemos en un registro y se nos haga una vigilancia médica específica porque en un control ordinario no se detecta la enfermedad. Debería hacerse como con los exámenes a las mujeres para detectar cánceres de mama.
Usted trabajó en Orbegozo en contacto con amianto. ¿Tiene miedo?
No tengo ningún síntoma pero he sufrido pesadillas con el tema.
¿Cómo es posible que no se haya hecho nada hasta ahora, teniendo en cuenta que se trabaja con amianto desde los años 60?
Existían antiguamente los gabinetes de seguridad e higiene en las empresas y una Inspección de Trabajo y todo el mundo sabía que el amianto estaba por todas las esquinas. Desde luego, hay una responsabilidad de Estado por no haber adoptado medidas más rigurosas y por no haber informado a las personas. Todo el mundo le ha dado importancia al accidente laboral pero no al amianto, al polvo, a los gases, etc., que están acabando con la vida de muchísimas personas. Al menos, los casos de amianto han posibilitado que se detecten nuevas epidemias, como las placas pleurales por exposición al asbesto y la silicosis por inhalación de sílice.
¿La mayor parte de los casos serán de mesotelioma pleural?
No. Un estudio de la Unión Europea dice que en los próximos años habrá unos 250.000 casos de mesotelioma y entre 250.000 y 400.000 de cáncer de pulmón, de laringe y asbestosis. Lo que sucede es que, a excepción del mesotelioma, que no puede provenir más que del amianto, en el resto de esas enfermedades se tiende a echar inmediatamente la culpa al tabaco.
¿Realmente son incurables los cánceres producidos por el amianto?
De momento, sí. Es increíble; si los afectados fueran gente poderosa ya se habría investigado un tratamiento. Pero, lamentablemente, todos son currelas. Se están haciendo pruebas con quimioterapia pero no sirve para nada. Casi ninguno de los enfermos consigue superar el año de vida después de que le diagnostiquen la enfermedad. Además, ese periodo es terrible de sufrimiento. Sin embargo, una vez reconocida la enfermedad profesional, se pueden acceder a atenciones especiales a través de las mutuas, así como a camas abatibles, sillas de ruedas, etc.
¿Qué se puede hacer para resarcir a las víctimas o sus familias?
Estamos reclamando un fondo de compensación. En Francia y Japón ya existe esa figura, creada por la Seguridad Social. Creo que aquí se podría hacer con los fondos existentes en las comisiones de prestaciones especiales que poseen las mutuas, convirtiéndolas en un fondo universal. Es muy necesario reparar ese daño injusto.
¿Cómo está siendo la actitud de las empresas ante estos casos?
Lo niegan todo. Las incapacidades absolutas las pagan las mutuas pero también solemos pedir recargos y daños y perjuicios a las empresas. Lo peor de todo es que un enfermo, 25 ó 30 años más tarde de haber estado en un puesto de trabajo, tenga que demostrar que había amianto en la empresa porque si no, le dan una patada en el culo. Por ejemplo, ahora tenemos el caso de un arrantzale de Ondarroa que padece un mesotelioma y le han rechazado la indemnización por no poder demostrar que los barcos tenían amianto en numerosos recubrimientos. En otros casos, como el de Ángela, la empresa había cerrado y costó presentar las pruebas pero lo logramos. Por eso recomendamos que se acuda a los sindicatos y no a los abogados, que no conocen de cerca los procesos productivos. En definitiva, las empresas tratan de negar a toda costa que han usado amianto. Mucho hablar de responsabilidad social corporativa (RSC) y, en esta cuestión, no hacen absolutamente nada.
¿Cuántas personas cree que podrían verse afectadas por enfermedades relacionadas con el amianto en Euskadi?
Hace diez años dije que morirían entre 8.000 y 10.000 personas en Euskadi por amianto. Hoy en día pienso si fui demasiado conservador con las cifras. Hay gente que tiene miedo y desconocimiento y por eso hay muchos casos que no se llegan a conocer. Por ello, informar acerca de que las indemnizaciones son elevadas sirve para que otros se animen a reclamar.
¿A los trabajadores de qué empresas aconseja estar alerta por posibles afecciones causadas por haber estado en contacto con amianto?
En Gipuzkoa y Bizkaia, tanto los astilleros como la siderurgia, la fabricación ferroviaria e incluso pequeños talleres. Por ejemplo, la extinta Orbegozo, los astilleros Balenciaga, Askorreta, Lasa...; industrias químicas como Paisa en Errenteria, que también cerró. También CAF y las numerosas fundiciones. Las personas que han trabajado en todas esas empresas en contacto con amianto deberían registrarse en Osalan para hacer una vigilancia o acudir a los sindicatos para entrar en el listado, sobre todo los mayores de 40 años, que son el grupo de riesgo.
Es decir, puede producirse un incremento considerable de casos relacionados con el amianto...
Desde luego. No hemos hecho más que empezar con lo que es una verdadera catástrofe sanitaria. Van a salir cada vez más denuncias. Así, va a haber mucho trabajo para todos los sindicatos con todo este asunto y quiero que todos se impliquen. Lo que más me cabrea del sindicalismo es que se protesta mucho con la pancarta pero luego no se está cerca de las personas, de los afectados por enfermedades profesionales. Si no lo hacen los sindicatos, no lo va a hacer nadie.
Ha comentado que la silicosis será otra de las enfermedades profesionales que se llevará por delante vidas de trabajadores...
Así es. Recientemente hemos sacado a la luz varios casos de silicosis en Euskadi y ahora vendrán en fila mucho afectados por esa enfermedad. Osalan ha puesto especial atención a las marmolerías y ahí tenemos un drama porque se ha estado trabajando con silestone, que es puro sílice. Habría que lanzar una alerta sanitaria a nivel nacional porque no sólo se ha estado inhalando sílice en grandes empresas sino también en pequeños talleres y entre los instaladores de mármoles.
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