"El proceso tiene que desarrollarse sin violencia, sin actividad armada de ETA". Así de contundente y explícito clarificaba el líder de la izquierda abertzale, Rufi Etxebarria, el cambio y nueva perspectiva que representa la estrategia de noviembre. Arnaldo Otegi i el anterior líder de LAB, avalan desde la cárcel esta estrategia a favor de las vías pacíficas y democráticas.
La izquierda abertzale postula su compromiso "con el uso de vías y medios exclusivamente políticos y democráticos", y el proceso de movilización "debe desarrollarse en ausencia total de violencia y sin injerencias, rigiéndose el diálogo y la negociación entre las fuerzas políticas por los principios del senador Mitchel".
El denominado "entorno de ETA", criminalizado como terroristas y asesinos por el poder político y judicial del Estado español, avanza una perspectiva inédita. Lamentablemente el gobierno español de Zapatero no parece tener visos de aprovecharla a favor de un proceso de negociación y dialogo que consolidase una nueva etapa para Euskadi.
El oasis del actual lehendakari del PSV, gracias al sostén del PP y por obra antidemocrática de la ilegalización de la izquierda abertzale con la Ley de partidos políticos, está amarrado por la reacción nacional-española.
Rufi Etxebarria ha removido un tabú. La izquierda abertzale ve su futuro como una fuerza política. Con estas tesis desbroza el camino a participar en las elecciones y a enfrentarse a la ilegitimidad política del actual gobierno vasco.
La reacción del PP, judicial, policial y gubernamental, insisten en que no es suficiente con estas tesis políticas. Pretenden imponer que los dirigentes abertzales se unan a los corifeos de los salmos condenatorios, orquestados desde el ministerio del Interior. La reacción nacional-española no pretende un acuerdo que permita la paz y la libertad vasca, sino romper la base social que representa la izquierda abertzale. La condena a ETA, o su destrucción física, es en clave de sometimiento y destrucción de toda perspectiva de libertad euskalduna.
La nueva propuesta estratégica de la izquierda abertzale es política y de gran calado. Su complemento ha de ser que la población vasca y la clase trabajadora pueda hablar y decidir sobre su futuro político, sobre sus relaciones con el Estado.
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