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miércoles, 3 de marzo de 2010

El Tribunal Russell examina en Barcelona la complicidad europea en la prolongación de la ocupación israelí de Palestina

(Fuente: El Periódico de Catalunya. Por su interés lo reproducimos.)

No tiene ningún valor jurídico, pero como plataforma de presión política y de sensibilización de la opinión pública no se le puede negar la envergadura. En 1967, el filósofo Bertrand Russell creó el tribunal que lleva su nombre para investigar los crímenes cometidos en Vietnam y movilizar así a la opinión pública internacional. Entonces lo presidió el también filósofo Jean-Paul Sartre, y contó con la participación de destacados intelectuales de la época.

El Tribunal Russell, que se define a sí mismo como «tribunal popular de conciencia» y que tiene como objetivo examinar y denunciar las violaciones del derecho humanitario internacional, se volvió a activar en la década de los 70 para juzgar a las dictaduras latinoamericanas. Suráfrica y la guerra de Irak estuvieron también en su punto de mira. Ahora le ha tocado el turno a Palestina y el escenario de las primeras sesiones, iniciadas ayer, es el Col.legi d'Advocats de Barcelona. Londres, Nueva York y Suráfrica albergarán las audiencias posteriores. El mensaje es claro: «cuando las instituciones fallan, hay que implicar a la sociedad civil».

Aunque el objeto de la denuncia es la ocupación por parte de Israel de los territorios palestinos, quien se sienta estos días en el imaginario banquillo de los acusados es la Unión Europea, porque las sesiones de Barcelona están destinadas a estudiar «el grado de complicidad de la UE y sus Estados miembros en la prolongación de dicha ocupación y las violaciones de los derechos del pueblo palestino».
La iniciativa cuenta con apoyos de peso. En el jurado que emitirá el veredicto hay, entre otros, un magistrado del Tribunal Supremo español (José Antonio Martín Pallín), una premio Nobel de la Paz (la norirlandesa Mairead Corrigan-Maguire), una ex congresista estadounidense (Cynthia McKinney), un ex ministro surafricano y líder antiapartheid (Ronald Kasrils), un prestigioso abogado británico (Michael Mansfield).. ..

El ex senador belga Pierre Galand forma parte del comité organizador. Paul Laverty, guionista de las películas de Ken Loach, y la directora Itziar Bollaín estaban en la rueda de prensa de presentación como miembros del comité de apoyo. Figuras como el ex presidente de la ONU Butros Butros-Ghali o los escritores José Saramago y Eduardo Galeano apoyan la iniciativa. El embajador francés Stephane Hessel, coautor de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, hizo el discurso inaugural y entre quienes leyeron los alegatos inciales estaban la actriz Vicky Peña, el cantautor Lluís Llach, y el economista francés Gustave Massiah.

A los europeos se les imputa básicamente hacer caso omiso de la cláusula que figura en el artículo 2 del Acuerdo de Asociación entre la UE e Israel, que obliga a la suspensión del mismo en caso de violación de los derechos humanos.

Curiosamente, algunos miembros de la UE, como Gran Bretaña, Hungría y Alemania, han respondido de una u otra forma al requerimiento del tribunal. Y el nuevo presidente permanente de la UE, Herman Van Rompuy, recibió el pasado viernes a Galand y le expresó su «enorme interés» por el trabajo del Tribunal Russell con la esperanza de que «anime» a los Estados miembros a reconocer un Estado palestino.
La anexión israelí de Jerusalén Este centró buena parte de la sesión de la tarde. El concejal de Jerusalén y pacifista israelí Meir Margalit, uno de los múltiples testigos, denunció que «aunque los palestinos representan el 35% de la población, solo se benefician del 10% del presupuesto municipal».

«Lavar la conciencia»
Margalit reconoció estar «aquí en situación conflictiva» porque «pertenezco a una red de organizaciones pacifistas que sobrevivimos gracias a las ayudas de la UE». Pero el activista israelí no tiene dudas de que «este dinero está destinado a lavar la conciencia europea». «Estaría dispuesto a renunciar a las ayudas de la UE a cambio de que la UE diera un golpe en la mesa, dijera ¡basta! a la ocupación y dejara de apoyar las políticas israelíes», dijo.

La elección de la capital catalana no ha sido una casualidad. Los impulsores de la iniciativa recordaron ayer que el citado Acuerdo de Asociación se enmarca en el proceso euromediterráneo nacido en Barcelona en 1995 y agradecieron al Ayuntamiento barcelonés el apoyo prestado al tribunal y, sobre todo, que hubiera «resistido a las presiones» para impedir la celebración de las audiencias. La cadena de televisión del Ayuntamiento, Barcelona Solidaria, retransmite las sesiones en directo.

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