EL DE LAS PENSIONES, UN MAL ACUERDO
[Declaración del POR]
El de las pensiones, un mal acuerdo
El gobierno y los dirigentes de CCOO y UGT han acordado modificar las condiciones de las pensiones. El acuerdo representa un aumento de los años a cotizar para acceder a una pensión y un aumento de los años para el cálculo de la pensión. Un mal acuerdo para la mayoría de los trabajadores y trabajadoras.
A partir del 2012 y hasta el 2027 se cambian los años y porcentajes según el cuadro adjunto.
Concepto Antes Con el acuerdo
Jubilación a los 65 (100% pensión) 35 años cotizados 38,5 años cotizados
Jubilación a los 67 (con el 100%) No existía 37 años cotizados
Nueva jubilación voluntaria a los 63 años No existía 33 años cotizados
Jubilación parcial o por crisis de empresa (despido) 61 años 61 años
Años cálculo importe pensión 15 años 25 (del 2012 al 2022)
Es fácil concluir que esos cambios representan una pérdida. La mayoría de los cálculos la sitúan en un 20% al final del proceso de modificaciones.
En el acuerdo se han incorporado algunas exigencias positivas para las mujeres que tengan hijos (sumarán como tiempo pensionable 9 meses por hijo hasta un máximo de 2 años) y también para los jóvenes en sus contratos de formación o becarios. Asimismo se establecerá un listado de trabajos penosos o peligrosos para poder jubilarse anticipadamente. Aún así, se trata de medidas insuficientes para compensar las pérdidas acordadas.
Cuando se declaró la actual crisis económica parecía posible abrir una nueva etapa de búsqueda de una nueva sociedad más justa y más igualitaria… pero los poderosos no se dejan arrancar nada y reiniciaron su contraataque contra los derechos y conquistas de la clase trabajadora. Con la excusa de la crisis, ¡todo vale!, y una poderosa contraofensiva neoliberal recorre el mundo. Los mismos responsables de la crisis, los banqueros, los grandes especuladores, las multinacionales, son quienes orientan las medidas para afrontar la crisis, y lo hacen poniendo por delante sus intereses privados, haciendo pagar la crisis a las clases trabajadoras.
En ese marco, el gobierno Zapatero, que no supo prevenir la crisis y permitió el estallido de la burbuja inmobiliaria, inició el pasado mes de mayo una viaje sin retorno hacia la ortodoxia neoliberal. Buena parte del andamiaje del pobre Estado del Bienestar del Estado español ha sido puesto en cuestión a costa de las condiciones de vida y trabajo de la clase trabajadora. Los principales responsables de este ataque son los poderes financieros y el gobierno Zapatero.
No a los 67
El gobierno amenazó con generalizar la jubilación a los 67 años y aumentar el tiempo necesario para el cálculo de la pensión. Los dirigentes de UGT y CCOO declararon que los 67 era una línea roja que no se podía traspasar y así se dijo en la huelga general del 29 S y en las manifestaciones posteriores. El acuerdo establece un plan de jubilación flexible y se mantienen diferentes edades para acceder a la pensión, pero se establece como tendencia la edad de 67 años para jubilarse, y al aumentar el período de cotización lo hace difícilmente alcanzable, entre otras razones por la precariedad en el empleo y por el comienzo tardío de la edad laboral. Lo mires por donde lo mires se trata de un recorte de nuestros derechos.
Desde algunos ámbitos sindicales se dice que para algunos sectores de trabajadores (los que hayan sido despedidos cuando estén finalizando su vida laboral) la prolongación de años puede resultar beneficiosa. Es posible, pero no es así ni para quien tiene una vida laboral larga y estable ni para quien se haya quedado en el paro y esté años sin cotizar.
Se dice que el acuerdo ha logrado parar lo que quería imponer el gobierno. Es cierto que el ataque anunciado por Zapatero y aplaudido por los banqueros era mucho mayor, pero el acuerdo también ha paralizado el proceso de movilización iniciado en la huelga general y que se planteaba evitar alargar la jubilación hasta los 67 y exigir medidas contra la crisis que favorecieran a la clase trabajadora.
Gastos e ingresos
Desde que comenzó el giro directamente neoliberal de Zapatero se lanzó la campaña de que el aumento demográfico hacía imposible el mantenimiento de las pensiones a futuro. No era una canción nueva. Hace años que los sectores financieros pretenden convencer a la población de que el sistema público de pensiones es insostenible y que había que orientarse hacia un sistema privado. Esos pájaros del mal agüero siempre se equivocaron, y ahora también. La caja pública destinada a pagar las pensiones está saneada, incluso con la crisis actual dispone de una caja de 64.000 millones de euros.
El movimiento sindical respondió activamente a esa amenaza. No solo había que tener en cuenta el aumento de los gastos –explicó- sino, sobre todo generar nuevos ingresos. Así lo hizo saber y movilizó a la clase trabajadora en la huelga general del 29 S y en las manifestaciones posteriores. “No a los 67” gritamos. La respuesta a las amenazas sobre las pensiones exige aumentar los ingresos a través de la creación de empleos, tomar medidas contra el fraude, sacar a la superficie la economía sumergida, hacer pagar a los más ricos… El acuerdo es descompensado porque no se introducen medidas para que los ingresos aumenten y sólo aparecen los recortes. Así hasta el futuro queda hipotecado o sigue amenazado cuando otro gobierno o cuando la presión de los “mercados” considere que hay que dar otra vuelta de tuerca a nuestros derechos acumulados.
Mirar la realidad cara a cara
Somos conscientes de que la realidad es dura. Los más de 4,2 millones de parados pesan como una losa sobre la situación y las condiciones para luchar de la clase trabajadora. Por eso hay que mirar la realidad cara a cara y no engañarse. En el acuerdo hay concesiones serias y nada ganamos pretendiendo venderlo como un buen acuerdo. Ni siquiera se ha obligado al gobierno a echar atrás medidas impuestas en la reforma laboral, contra la cual fuimos a una huelga general.
Hubiera sido mejor decir: “Esto es lo que hemos podido conseguir. Necesitaremos seguir luchando, reuniendo fuerzas, movilizando a la clase trabajadora con empleo y en paro, a la juventud… para lograr cambiar la situación, para defender e incluso mejorar los derechos”. Pero se hace lo contrario intentar presentar como bueno lo que todo el mundo sabe que representa una pérdida de derechos. ¿Cómo se puede generar empleo para los jóvenes si se obliga a trabajar más años a las generaciones maduras?
Cuando empezó la crisis el movimiento sindical declaró solemnemente que “la crisis no deberían pagarla los trabajadores”. Lograrlo no es fácil porque enfrente tenemos enemigos muy poderosos, pero la fuerza del movimiento sindical y de la izquierda está en su capacidad para movilizar a la mayoría de la población y generar propuestas que defiendan los intereses de la mayoría.
o La lucha sigue y seguirá porque la crisis está muy presente y lejos de resolverse. Allí donde sea posible hay que organizar debates entre los delegados/as y trabajadores/as para protestar contra el contenido del acuerdo.
o La lucha sigue y hay que seguir combatiendo la reforma laboral. La Iniciativa Legislativa Popular es un medio para reunir cientos de miles de firmas contra una reforma contraria a los derechos de la clase trabajadora.
o La lucha sigue. Hay que seguir defendiendo políticas que implanten medidas contra el paro, contra el recorte de los salarios y el descenso del nivel de vida de las familias obreras… y para lograrlo, para cambiar las cosas, es necesaria la unidad y la movilización.
Compartimos con Izquierda Unida, Esquerra Unida i Alternativa y Ezker Batua Berdeak…, organizaciones en las que la militancia del Partido Obrero Revolucionario desarrolla su actividad, la oposición a estas medidas y la necesidad de seguir desarrollando junto al movimiento sindical la lucha contra las repercusiones de la crisis y la exigencia de medidas favorables a la clase trabajadora.
4 febrero 2011
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