Alrededor del pasado 2 de mayo, día de la Comunidad, aparecieron publicadas algunas encuestas sobre intención de voto; eso sí, no referida a la próxima cita europea, sino a las elecciones municipales y autonómicas de 2015. Varios elementos destacan en dichos sondeos: La pérdida por parte del PP de la mayoría absoluta en la cámara autonómica y el ayuntamiento de la capital. Dato éste que se repite y significa que, tras 20 y 25 años respectivamente de completo dominio del espacio institucional, el PP perdería el control de la capital y que, únicamente, podría mantener el de la Comunidad en alianza con otra fuerza. Por otra parte y, he aquí el segundo dato, el PSM (PSOE) tampoco gana aquello que pierde el primero, diferencia importante con respecto a la norma que ha regido hasta ahora en este en este ciclo de restauración borbónica. Por último, Izquierda Unida con un 20% de intención de voto y, en menor medida, UPD serían las dos fuerzas beneficiaras de ese trasvase y capitalizarían buena parte de los votos que pierden los dos primeros.
Las cifras indican que en Madrid, uno de los espacios
emblemáticos de la política neoliberal extrema, se estaría en condiciones de
avanzar hacia un nuevo ciclo político. Ese hecho está directamente relacionado
con la lucha meritoria de las mareas, con la repuesta ciudadana a los recortes
y con huelgas meritorias y duras como la
de limpieza viaria y, tantas y tantas otras que, aún sin vencer, han marcado
una línea de dura resistencia en defensa de los derechos de las personas contra
el “austericidio”.
Pero las cifras también revelan que ese giro que se anuncia
no es completo y que arrastra buena
parte de los problemas del pasado en su seno. UPD es un partido neoliberal,
populista y centralista enemigo del pueblo. Por ello, lograr que la pérdida de
la mayoría absoluta del PP abra la puerta a gobiernos de izquierdas con programas de izquierdas y sostenidos por la
movilización social que den
satisfacción a las muy perentorias necesidades de la ciudadanía exige romper
con la política neoliberal, al menos con sus aspectos más evidentes y, para
ello, es necesario expandir la democracia, empoderar a la gente. Organizar un amplio bloque político y social para garantizar,
a través de la movilización, y de las organizaciones sociales conquistas reales.
Es necesario que, cuanto menos, se reviertan las privatizaciones en sanidad, agua y educación. Deben
prohibirse los desahucios y auditar la
deuda. Hay que levantar un plan público de empleo en torno a un plan industrial
acordado con los sindicatos. Pero, además,
hay que abrir más puentes entre la gente que lucha y las organizaciones
políticas. Es necesario desarrollar mecanismos de participación y control
democrático como, por ejemplo,
presupuestos participativos y la elección de los cabezas de lista a
través de primarias ciudadanas.
Las elecciones
municipales y autonómicas de mayo de 2015 deben abrir la puerta a un gobierno
de izquierdas tras las elecciones generales de noviembre de 2015, cerrando asi
el paso a un gobierno PP-PSOE, el que propugna la oligarquía financiera y el
ala derecha del PSOE, encabezada por Rubalcaba y Felipe González.
Transformar la foto de la encuesta en un dato real es ya
posible: en las elecciones europeas el PP debe llevarse su primer y serio
revolcón.
Carlos Girbau.
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